Descripción:
Una casa en Altamira que es elegante, sencilla y moderna a partes iguales, así resultó este proyecto de remodelación en Altamira Caracas.
En el imaginario colectivo a veces ronda cierta idea de que Caracas es una ciudad gris, donde predomina el concreto y el asfalto, donde los espacios para lo hermoso y lo lúdico les están negados a sus habitantes. Aunque sea fácil sucumbir a ese pensamiento, Caracas la hermosa, la bien amada, la malquerida y en ocasiones maltratada, siempre le regala a sus habitantes postales de ensueño que hacen que la vida diaria sea más amable. Altamira, hermoso enclave caraqueño que se levantó al este de la capital en la década de los 40 del siglo XX, es obra del Arquitecto Luis Roche, quien cedió un lote de terrenos de su propiedad para que se edificara la primera urbanización de Caracas. Y es en este paraje, a los pies del imponente Cerro El Ávila, donde se levanta, gracias al trabajo profesional y de vanguardia de la firma ARKIAYA PROYECTOS, C.A., una edificación que conjuga modernidad, elegancia, belleza y funcionalidad.
Para este proyecto arquitectónico se le dio un giro de 180 grados al concepto original de la estructura, al ubicar las áreas sociales hacia la zona del patio donde la protagonista es la soberbia piscina. La fachada de esta vivienda está compuesta por altas paredes de concreto y hormigón, recubiertos con la nobleza de materiales orgánicos y que le dan la bienvenida a todo el que tenga el privilegio de traspasar sus muros. Puertas, elaboradas con el hierro guayanés, de sencillas líneas rompen con la continuidad de los muros para abrirse de par en par y descubrir los tesoros arquitectónicos que resguardan. Líneas rectas, elegantes y sencillas, son el sello que distingue a este inmueble, como fiel representación de la arquitectura de estilo moderno, tan presente en el urbanismo de la ciudad a la que le cantó el poeta Pérez Bonalde. El concreto y el cemento armado, los materiales predominantes, le confieren a esta obra de singular belleza, un aire de austeridad, de economía de materiales, pero sin menoscabo de la elegancia y la pulcritud. El mármol travertino, todo lujo y nobleza, completa el círculo virtuoso de los materiales utilizados. Al coronar las escaleras de hormigón y sin barandas, que conducen a la entrada del inmueble, el visitante se encuentra con el sistema de cerramiento acristalado que conectan el exterior con el interior de la casa.
Al soberbio diseño de esta construcción se le incorporaron amplias terrazas que integran la piscina a la sala de estar, la cocina comedor y un salón de juegos. Esta vivienda de Altamira cuenta con un sistema de iluminación, que en horas de la noche convierten la estructura y al conjunto de jardines, en un escenario espectacular para una puesta en escena. El trópico, siempre cálido y generoso en luz, color y calor, es un protagonista de primera línea en el exuberante paisajismo que adorna esta edificación altamireña. Una piscina rectangular, de sobrias líneas rectas y acabados de mosaico, se encuentra dispuesta en medio de frondosos jardines para todo aquel que se quiera dejar seducir.